En el imaginario no tan fantasioso ni totalmente real de la obra de Juan Bautista Alberdi, "Revolución de Mayo. Crónica dramática", French dijo: demos gracias a los franceses que en el otro continente, han probado la impotencia de nuestros tiranos, y a los ingleses que en el nuestro han probado el poder de los americanos; la conquista en ambos mundos ha ocasionado nuestra libertad; de la injusticia ha nacido la independencia. Los tiranos han creado las libertades de la tierra. Pretendieron ser nuestros amos. Hoy somos iguales. En recompensa de sus balas les brindamos nuestra hospitalidad.
Beruti. Compatriotas. En nombre del entusiasmo que abrasa mis entrañas y del calor de los valientes que he tenido el honor de presidir en esta jornada inmortal, yo me tomo la misión de decretar, que nadie pegue sus ojos en esta noche de gloria. El pueblo que duerme impasible el día que ha roto sus cadenas y no se enloquece y no se embriaga y no se enajena y perece de gusto, es un pueblo indigno y frío que no tardara en volver a ser esclavo. Yo decreto señores, a nombre del honor de ustedes mismos, que durante las horas memorables de toda esta noche, resuene un cántico continuo y universal al Dios que ha roto nuestras cadenas.
Todos. Cumplase! Viva el denodado Beruti!
Una voz: Señores: comienza a llover ya, y no podrá tener lugar ese decreto!
French: Si la lluvia, en vez de ser agua fuese plomo, mas alto cantaríamos todavía. Esta lluvia es un regalo oportuno del cielo, para aplacar el incendio voraz que nos abrasa. Si no lloviese arderiamos.
La cita de estas palabras que en parte son reales, y en parte imaginarias, nos dejan un enorme legado y la posibilidad de reflexionar sobre nuestra identidad.
Tener una patria, ser nacionales y con-nacionales con los nuestros, es tener una identidad del mismo modo que con derecho portamos un nombre, un apellido, entre otros atributos.
Tener una identidad nos permite posicionarnos ante otros pueblos soberanos a partir de nuestra propia soberanía.
Ese legado que nos dejaron los hombres de mayo vive con la demanda de responsabilidad que nos cabe a todos los ciudadanos, de mantener y hacer crecer la patria grande.
El Abogado es un auxiliar privado de la Justicia y como tal deberá privilegiar la defensa de causas nobles. No es cómplice de sus clientes sino representante de sus intereses SERGIO F. RIOS.
