LOS BANCOS Y LA ESTRATEGIA DE LA "MARTINGALA"

Por Sergio F. Ríos


La "Banca" es un término empleado en los juegos de azar, en particular en los casinos, aludiendo a aquel Ente contra quien se enfrenta el jugador cuando quiere probar su suerte de manera ocasional o habitual. 

Pero también el término -"Banca"- se emplea de manera genérica para referirse a los Bancos como Entidades Financieras, en teoría, rigurosamente regulados por el Estado Nacional a través de su Superintendente, el Banco Central de la República Argentina (B.C.R.A.).

No solo el término "Banca" es compartido por los Bancos y el Juego, también en los primeros, en muchos casos vinculados más precisamente al mercado bursátil se habla de "apuesta", más coloquialmente, de timba. También uno y otro comparten vocablos que hacen alusión a los efectos nocivos que se suceden en cada uno de sus ámbitos como por ejemplo la "ruina económica", luego de haber pasado por el casino y también en muchos casos, por un banco.

En el S. XVIII tuvo alguna repercusión la "Estrategia de la Martingala", que consistía en un método de apuestas donde un jugador, en el momento de incurrir en una pérdida en el juego de azar, se le permitía volver a apostar por la cantidad que había perdido, sin contar con dinero. 

En la nueva apuesta, el jugador imaginaba tener la oportunidad de recobrar todo lo perdido, vale decir que se le otorgaba una nueva chance de permanecer en el juego. Bajo tal concepto el escenario aparente para el jugador era que a largo plazo abrigaría la esperanza de recuperarse y por qué no, hasta de obtener una ganancia, puesto que la estrategia de la martingala se mantenía constante y a favor del jugador.

Pero ocurría que el jugador seguía perdiendo y cada vez en cantidades mayores de modo que se irían desvaneciendo las tan añoradas esperanzas de recuperación. Al cabo de unos pocos ciclos breves o más prolongados, el jugador, cuyos recursos eran cada vez mas escasos, se veía imposibilitado de soportar las pérdidas contraídas y sobrevenía su ruina personal, moral y económica.

Este sistema practicado en la Francia antigua fue finalmente prohibido por las autoridades debido a los efectos nocivos que acarreaba la inmoralidad que sostenía el método.

Si hiciéramos un paralelismo con la Banca de los Bancos, necesitaríamos cambiar solo algunos vocablos de los sujetos intervinientes más no tanto sus métodos. Así por ejemplo, nos encontramos en lugar de, con un jugador, con un cliente de un Banco que ha contraído deudas por sumas más elevadas que las que su capacidad crediticia aconsejaba contraer pero habilitado por el Banco. Por contingencias varias llega una momento en que el cliente no puede hacer frente a tales deudas. Ante la dificultad concurre a su Banco, plantea la cuestión, y la Entidad Bancaria le ofrece en ocasiones, una re-financiación de su deuda, pero de qué manera. El Banco observa la totalidad de la deuda del cliente y luego de ensayar una ecuación que consiste en capitalizar todo lo adeudado (capital más intereses), le propone darle una nuevo crédito figurado, como si el cliente obtuviera un nuevo crédito que en verdad no obtendrá sino que será el reflejo de la deuda re-financiada a la que se le aplicará un nuevo interés más las comisiones bancarias y lo animará ofreciéndole una cuota menor, pero una deuda mucho mayor a largo plazo y con un costo financiero total (CFT) que en muchos casos, en descubierto de cuenta corriente bancaria, ha superado el 120% anual (referencias años 2013-2015 a modo de ejemplo).

Al tiempo, si las condiciones de ingresos del cliente no mejoraron sustancialmente, esa nueva cuota mensual le resultará adversa y el Banco le dirá que ya no está en condiciones de refinanciar otra vez su deuda, ante lo cual comenzará para el cliente su verdadero calvario hasta el momento solo postergado.

Naturalmente que la combinación es explosiva para el cliente, pues por un lado aceptó, por no tener muchas otras alternativas, una re-financiación inconveniente por leonina y a tasas de interés y costo financiero total exorbitantes que el Banco intentará justificar por el riesgo de incumplimiento. Esto mismo provoca una asfixia en el breve lapso, que el Banco aviva otorgando más crédito a sabiendas de que el cliente no podrá enfrentar; pero en el mientras tanto, la otra víctima de este esquema que será el oficial de crédito de la sucursal bancaria habrá podido renovar la colocación de productos como lo llaman en la jerga (nuevos préstamos) para ir cumpliendo con los objetivos impuestos por las sobre-exigentes políticas bancarias que someten a sus dependientes a colocar más créditos en épocas de liquidez (préstamos personales, tarjetas de crédito, seguros, etc.) sin demasiados miramientos ni análisis concienzudo de riesgo crediticio.

El cliente no podrá pagar y el banco coronará el hundimiento económico de su tan "apreciado cliente" con una ejecución implacable que además, y en la mayoría de los casos, se practica en fraude a la ley.

Esto último se verifica en cientos de casos en todo el país, donde los Bancos crean títulos ejecutivos para obtener embargos ejecutorios inmediatos, como son, en la mayoría de los casos, los certificados de saldo deudor en cuenta corriente, cuyas aperturas de cuentas muchas veces no fueron solicitadas por el cliente o resultan cuentas no operativas o, siéndolo, no respeta los límites de sobregiro que el mismo banco impuso; aunque sirve al Banco como elemento de ejecución inmediata. La usura y el fraude están a flor de piel, no obstante logran que el cliente se sienta como único culpable y pecaminoso incumplidor de las deuda contraída que no puede sufragar, aunque en puridad, si desmenuzáramos la deuda a términos razonables estarían en muchos casos, varias veces pagas. Para esto, el cliente será un excluido del sistema por no reunir ante los Bancos los requisitos de sujeto de crédito prestable.

Mientras la estrategia de la martingala fue prohibida en los juegos de azar por sus drásticos efectos; este método, bajo la apariencia de legalidad, sigue su curso sin restricción en el sistema bancario, haciendo estragos en el patrimonio de los deudores quienes terminarán como rehenes del dinero dulce y engañoso y de las ejecuciones ruinosas.

Recordemos por último, que el concepto de la martingala en la teoría de las probabilidades fue introducido por Paul Pierre Lévy y una gran parte del desarrollo original de la teoría lo realizó Josepf Leo Dobb, cuyo trabajo consistió en la demostración de la inexistencia de estrategias de juego infalibles. 

El concepto fue aplicado al análisis de procesos bursátiles para describir la martingala en la matemática financiera, de modo que si los controles no resultan rigurosos por los Entes de Contralor a cargo y no se auxilia al más débil de la relación contractual con las tutelas efectivas que prevé la ley, los efectos indeseados continuarán su curso y la martingala de la banca gozará de buena salud por largo e indefinido tiempo.

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