EL PARTO Y LA
EXPULSION DE LA PLACENTA. Es fundamental que frente a un parto de los
denominados “normales” los especialistas tomen los recaudos necesarios para que
tanto la parturienta como el neonato (el recién nacido) egresen del Establecimiento
de Salud en condiciones adecuadas de salud. Hoy nos ocupamos en particular de
la expulsión de la placenta al momento del parto. Este aspecto resulta tan clásico
como importante. El obstetra (partera) y el equipo médico deberán verificar la expulsión
COMPLETA de la placenta al momento del alumbramiento y esto implica un
ejercicio de control por medio del cual se ha de verificar que no haya quedado algún
cotiledón placentario dentro del útero materno. Aquí la importancia de esta verificación
puesto que de haber quedado restos placentarios, sin haber actuado en forma
inmediata a los fines de practicar un
legrado para extraer los restos (deciduales o placentarios) de modo de evitar
una eventual necrosis, las consecuencias podrían ser gravísimas. Recordemos que
la necrosis es el estado de descomposición de los restos placentarios no extraídos
el útero materno y las consecuencias van desde la pérdida del útero, una sepsis
generalizada y hasta la muerte. Toma relevancia también el deber de información
frente a la paciente y su seguimiento para realizar los controles posparto de
rigor.